Europa baraja eliminar el biodiésel de soja y palma para frenar la deforestación tropical

Los biocombustibles convencionales, elaborados a partir de grasas vegetales y cereales, se presentan como una alternativa para reducir emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, las materias primas como los aceites de palma y de soja están vinculadas a la tala de millones de hectáreas de selvas en países como Indonesia, Malasia y Brasil, donde siguen emergiendo casos de abusos a trabajadores y comunidades. Los vehículos europeos, sobre todo españoles, llevan dos décadas quemando biodiésel de palma y soja, aunque muchos usuarios lo ignoran. Pero algo podría estar a punto de cambiar.

En plena crisis energética, alimentaria y climática mundial, la Unión Europea se está replanteando qué biocarburantes autorizar, y en qué proporción, para alcanzar sus objetivos en estos tres frentes. Según fuentes del Parlamento Europeo, el miércoles 13 de julio la Comisión de Industria y Energía votará una propuesta para eliminar el biodiésel de soja y palma del mercado común con efecto inmediato tras la entrada en vigor de la nueva Directiva de Energías Renovables, que está siendo revisada.

“Eliminar el biodiésel de soja de la UE no solucionará todos los inconvenientes asociados a este tipo de combustibles, pero es importante porque puede acelerar la búsqueda de otras soluciones energéticas”, valora Maik Marahrens, portavoz de la ONG Transportation and Environment (T&E). La ONG española Ecodes coincide con T&E en señalar que ello pasa por promover la energía solar y eólica, electrificar el transporte terrestre y explorar el potencial del hidrógeno verde. Otra alternativa es producir biocombustibles a base de residuos, en lugar de productos que podrían destinarse al consumo humano o animal.

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